domingo, 19 de septiembre de 2010

El puente bicentenario

La tarde del sábado 18 de septiembre me doy cuenta que los antes anónimos rostros que se encargaban de llenar las estadísticas de damnificados, ahora adquieren caras familiares y amigas. No puedo alejar la vista de esas imagenes redundantes. Pareciera que la misma calle se multiplica cien veces hasta lograr llenar un espacio inmenso con miles y miles de litros de agua.
Primero, el primo que llega a casa de improviso con sus maletas, la tele, la novia y el cpu de la compu. Después, la amiga de toda la vida a la que no logro contactar e imagino en peligro, las tías a las que hace tiempo no visito y que en ese instante quisieras tener cerca.
Fragmentos de imágenes que aparecen, calles que desaparecen y que trato de adivinar debajo de tanta agua, rostros que se me antojan muy familiares y mucho dolor al ver como la ciudad en la que nací se encuentra en la lista de las zonas de desastre que el 2010 se ha encargado de engrosar.
El cierre infestejable del puente bicenterio.

3 comentarios:

  1. Hola Tania:

    Te entiendo, es un choque para mí el observar que Veracruz ahora pide ayuda, el puerto protegía a los damnificados de Tlacotalpan y ahora ellos están en esta terrible situación, ánimo, y algo podremos hacer.

    ResponderEliminar
  2. Tu entrada me contagio esa nostalgia y recordar lo indomable de la naturaleza.

    ResponderEliminar
  3. Estoy en shock por todo lo que está pasando, te entiendo y comparto contigo un hilo de esperanza que después de toda está desgracia pronto veremos tejer...

    ResponderEliminar