domingo, 10 de octubre de 2010

Recomendación no pedida

Creo que de oficio soy lectora, disfruto leer a otros, por el contrario, escribir siempre me cuesta trabajo. Me encanta comprender el significado de los signos que observo impresos, y si son novelas, tanto mejor para mí.
Por desgracia, he soslayado la importancia de escribir, y en estos niveles ya es imposible ignorar esta falta. La tengo que subsanar. Gracias a las herramientas de taller de redacción cada vez tengo más confianza en la elaboración de textos escritos.
Ahora trato de realizar con antelación un esquema del documento que voy a redactar, intento conducir la argumentación hacia un fin determinado.
Busco un orden en mis ideas y que cada párrafo sea equitativo, que tenga una armonía en lo que se refiere a su tamaño, es decir, en la mancha de tinta que deja en el papel, e intento que mi redacción sea clara.
Lo logré. Trasmití de manera clara una sugerencia, por desgracia, al no ser solicitada por el receptor, que esperaba otro tipo de texto, resultó en una desagradable lectura para mi lector y en un bochornoso momento para mí al soportar la andanada de comentarios.
En este momento escribir para mí es un reto, siento más que nunca la necesidad de comunicar con claridad mis ideas, pero debo estoy dispuesta a soportar las reacciones que mi texto suscite.

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